Los pensamientos son ondas de energía que se desplazan a mucha velocidad, compuestos por información que se mueve entre nosotros al igual que la respiración, sin poder evitarlos. Los pensamientos muchas veces son nuestros, pero también pueden ser ajenos e involuntariamente o sin darnos cuenta los incorporamos como propios. A estos pensamientos comunes que aceptamos como nuestros, es lo que llamamos el inconsciente colectivo. Se calcula que apenas el 5% de los pensamientos fueron creados por nosotros, el resto son clasificados por nuestro cerebro para ser analizados y almacenarlos según nuestras creencias. Son parte del inconsciente colectivo todas las creencias que en algún momento compartimos y allí se encuentran las familiares, laborales, religiosas, las del entorno en general, etc.

Los pensamientos pueden ser, según su vibración, agradables o desagradables. Nos pueden causar desagrado o placer y tenemos escaso control sobre ellos, en algunos casos casi sobre ninguno como en las obsesiones, los pensamientos compulsivos y las adicciones en general. Muy pocas veces somos conscientes de nuestros pensamientos, en realidad muy pocas veces estamos despiertos, y andamos por la vida defendiendo nuestros puntos de vista y creencias, identificándonos con ellas, como si nuestra vida dependiera de eso, creyendo que somos nuestros pensamientos, imposibilitándonos para cambiar, evolucionar o adaptarnos a nuevas y mejores formas de pensar.

Rara vez tenemos pensamientos puros o nuevos, ya que esto sólo ocurre cuando paramos alguna de las funciones de nuestra mente como juzgar, analizar, clasificar, opinar, dilucidar, recordar, etc. Para parar el parloteo constante debemos tomar consciencia y estar presentes.

Es fácil pensar; tal vez no lo sea dejar de hacerlo. Hay varios tipos de pensamiento, sin embargo, vamos a enfocarnos en estos tres:

  1. El mecánico, son los automatismos de la mente, y que son una fuente de ideas inconclusas, alborotadas, confusas y difusas; comúnmente llamado parloteo mental. Ocasionalmente se presentan temores, obsesiones, todo tipo de incongruencias e incertidumbres. Es el pensamiento que causa malestar, y se convierte en un ladrón de la tranquilidad y la paz.
  • El Incorrecto: es el pensamiento que abona todo tipo de negatividades. Se pierde en las memorias nocivas y expectativas inciertas de futuro o fantasía dolorosa se pone al servicio de emociones insanas como la ansiedad, el resentimiento, la rabia… es un pensamiento ofuscado y ausente de entendimiento, lucidez y sabiduría, muy condicionado por lo insano.
  • El Correcto: es el pensamiento que se orienta constructivamente y se inspira en la lucidez, la generosidad y la visión clara, el entendimiento correcto. Es un pensamiento guiado por lo saludable y beneficioso (discernimiento claro, compasión y generosidad), genera paz y certeza.

Lo ideal para nosotros, es encontrar el equilibrio psíquico y la madurez emocional para potenciar el pensamiento correcto y, así mismo, aprender a despojar los pensamiento que no contribuyan, y no dejar que interfieran entre el observador y lo observado, pues no habría una visión directa y transformativa de lo observado, ni es posible ir más allá de la superficie y obtener una experiencia más íntima, profunda y reveladora.

Si logramos aprender a pensar, hoy de manera lúcida, reflexiva y controlada, el pensamiento es menos complicado, más directo, preciso y dilucidador, y no se extravía la persona en inútiles racionalizaciones que no conducen a ninguna parte y que serían como llover sobre mojado.

Te comparto dos opciones que pueden ayudarte a transformar tus pensamientos, mecánicos, incorrectos o negativos:

  1. Meditar, existen diferentes técnicas de meditación enseñan a estabilizar la mente coma inhibir el pensamiento, reforzar al máximo la tensión mental pura (libre de juicios y prejuicios) y purificar la percepción.
  2. Practicar Ho’oponopono, ayuda a estar más alertas para evitar estar en automático y poder actuar sobre nosotros desbloqueando creencias a fin de impedir que pensamientos negativos o incorrectos se manifiesten y así poder cambiar nuestra vida. Con la práctica del Ho’oponopono traemos nuestra mente al aquí y ahora, cortando esa interminable secuencia de pensamientos y rompiendo las ataduras al pasado, a nuestras memorias, facilitando la limpieza de creencias, y liberando la energía aprisionada en nuestras emociones y recuerdos.

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Carmen Julia Rebolledo T

Coach Holístico y de Vida

CEO CReCEmpresa

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