La gran mayoría de nuestros desequilibrios físicos y psicológicos, se originan por los pensamientos inconscientes y sentimientos que no hemos expresado, y que luego dan lugar a contracciones energéticas, que generan a su vez malestar físico y mental.
La inteligencia emocional es la habilidad para reconocer sentimientos propios y de otros, de discriminar entre ellos utilizando la información para guiar el pensamiento y la acción. La habilidad de auto motivarnos, de perseverar por encima de las posibles frustraciones, de gestionar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia domine nuestra mente. Es también la habilidad de empatizar y confiar en los demás.
Ahora que conoces esta información, ¿te sientes capaz de identificar y gestionar tus sentimientos?
De entrada, estoy segura de que tu respuesta es «sí» y es que, de alguna manera a lo largo de la vida, de las experiencias de tus afectos, has aprendido unas cuantas «fórmulas mágicas»; que con el tiempo se han quedado arraigadas en tu ser, en tu aprendizaje y forman parte de los patrones de conducta que hoy te definen y que en ocasiones pudieron funcionar para ellos, la realidad es que la historia que te cuentas hoy determina el rumbo de este barco llamado vida.
No busco desalentarte, ni mucho menos hacerte creer que lo que has hecho hasta ahora no sea lo «correcto», mi intención principal es acercarte a un mundo de posibilidades que te permitirán construir
una relación más sana contigo mismo y con los demás…
La verdad es que no hay fórmulas ni varitas mágica para que puedas ser capaz de identificar y gestionar tus sentimientos, pero sin duda alguna incorporar educación emocional en tu vida será una gran opción siempre y cuando:
– Seas consciente de tus propios sentimientos y el de los demás.
– Muestres empatía y comprensión por los puntos de vista de los otros.
– Hagas frente y regules de forma positiva a los impulsos emocionales y de conducta.
– Te plantees objetivos positivos y establezcas planes para alcanzarlos.
– Utilices una comunicación asertiva al momento de relacionarte.
– Te hagas responsable de tus emociones y acciones.
– Puedas elegir lo que quieres y lo que no.
– Seas capaz de hacer cualquier cosa sin importar cuantas veces te equivoques.
Excelente noticia, ¡Ya estás en camino!
Si por el contrario…
– Culpas a los demás de lo que te pasa.
– Tienes que hacer lo que otros digan para que te quieran.
– Necesitas de los demás para ser capaz de tomar decisiones.
¡Aún hay mucho trabajo por hacer!
Revisemos cinco pasos que pueden contribuir a que seas emocionalmente inteligente:
1. Observa, reconoce, identifica, siente tus propias emociones, ¡Permítelas!
2. Comparte espacios de intereses con otras personas: busca apoyo, arma tu tribu.
3. Mantente presente a lo que ocurre: practica la autoempatía y la pausa. ¡Respira!
4. Aprende algo nuevo, satisface tus necesidades.
5. Crea tu diario personal de sentimientos y emociones: internalízalo.
Inténtalo, son solo cinco pasos que te sirven para iniciar un proceso de cambios positivos en tu vida.
¡Haz todo lo que puedas hacer!
¡Comunica todo lo que deseas decir!
¡Vive y elige lo que deseas sentir!
¡Respira, escucha tu corazón y sé feliz!
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Carmen Julia Rebolledo T.
Coach Holístico | Coach de Vida
CEO CReCEmpresa Internacional